CRUZ SPERA NEL RISVEGLIO DI JANA DOPO L’AGGUATO
LA PROMESSA ANTICIPAZIONI: CRUZ SPERA NEL RISVEGLIO DI JANA DOPO L’AGGUATO
El episodio especial que gira alrededor del agguato contra Jana se convierte en uno de los capítulos más intensos, dolorosos y cargados de revelaciones de toda la serie. Esta vez, La Promessa no presenta solo una lucha por el poder ni conflictos familiares. Lo que se vive dentro del palacio es casi un purgatorio emocional donde cada personaje queda expuesto a su verdad más cruda.
Y en el centro de todo… Jana, entre la vida y la muerte.
La historia comienza con un amanecer sombrío. La niebla cubre los jardines del palacio como si quisiera ocultar el horror ocurrido la noche anterior. Rómulo, con pasos pesados, cruza el vestíbulo llevando las manos aún temblorosas. Él fue uno de los primeros en encontrar a Jana, herida de gravedad tras un ataque que nadie vio venir. El silencio dentro de la casa es casi irreal. Ni el sonido de los cubiertos, ni el murmullo del servicio, ni los susurros aristocráticos se escuchan. Todo el mundo contiene el aliento a la espera de noticias.
Jana lucha por su vida en un dormitorio improvisado convertido ahora en una sala de cuidados urgentes. El médico ha sido claro: la herida es profunda, y aunque ha logrado estabilizarla temporalmente, el riesgo sigue siendo altísimo.
El responsable del ataque todavía es un misterio, pero lo que sí es evidente es que se trató de un acto premeditado.
Mientras todos están sumidos en el miedo y la incertidumbre, ocurre lo más inesperado:
Cruz, la Marquesa, la mujer que durante meses trató a Jana como una amenaza, como una intrusa y como una enemiga… ahora es la que más sufre su estado crítico.
La transformación inesperada de Cruz
En una de las escenas más conmovedoras del episodio, Cruz entra en la habitación donde yace Jana inconsciente. Su rostro está descompuesto, sus manos tiemblan y su voz apenas logra salir.
Se acerca a la cama, se sienta a su lado y susurra:
“Non volevo questo… Nunca habría deseado verte así.”
Lo impactante no es solo que Cruz muestre compasión, sino que revela algo que jamás había admitido ni siquiera a sí misma:
la presencia de Jana terminó convirtiéndose en algo más que una amenaza… se volvió un recordatorio del pasado que siempre quiso ocultar.
Cruz llora. Ella, que siempre fue el símbolo del control absoluto, ahora está rota.
Y su quiebre emocional hace sospechar que sabe más del ataque de lo que quiere admitir.
¿Es culpa suya? ¿Es víctima? ¿Es la siguiente en la lista de un enemigo que aún se mueve en las sombras?
Manuel, devastado y al borde de perder el control
Manuel permanece día y noche junto a Jana. No come, no duerme, no habla; simplemente sostiene su mano y le suplica que despierte.
Para él, este ataque no es solo un atentado contra la mujer que ama: es una advertencia.
Una advertencia para que se aleje de la verdad que han estado buscando juntos durante semanas.
Cada vez que escucha pasos en el pasillo, Manuel se levanta con furia, exigiendo respuestas que nadie tiene.
Cuando descubre que las sospechas del médico apuntan a un agresor que conocía perfectamente los movimientos de Jana, Manuel siente que se desmorona.
“Si pierde la vida… no lo perdonaré. A nadie.”
Esa frase, dicha con los dientes apretados, marca el inicio de una guerra silenciosa que Manuel está dispuesto a librar, incluso si eso lo enfrenta a su propia familia.
El misterio del atacante: la verdad empieza a salir a la luz
La investigación interna comienza de inmediato. Rómulo y Curro revisan cada rincón del palacio, buscando pistas.
En la cocina, Simona y Pía oyen rumores que no se atreven a repetir.
Y en el ala noble, Alonso interroga a cada miembro del servicio con una severidad que nunca había mostrado.
A mitad del episodio surge la primera revelación:
alguien había seguido a Jana desde días antes del ataque.
Había huellas, pruebas de vigilancia, y un rastro de barro que no correspondía a ningún miembro del servicio.
Pero lo más inquietante es que, según los indicios, el agresor no actuó solo.
Alguien dentro del palacio facilitó su entrada.
Alguien con poder, con acceso… alguien que sabía que Jana estaba cada vez más cerca de descubrir un secreto que podía destruir a la familia.
Cruz se derrumba… y confiesa lo inimaginable
El momento más fuerte llega cuando Cruz, incapaz de soportar la culpa y el miedo, decide hablar con Alonso.
En una conversación cargada de tensión, le confiesa algo que lo deja paralizado:
“Non sono stata io a ferirla… ma è colpa mia se è in pericolo.”
(“No fui yo quien la atacó… pero es culpa mía que ella esté en peligro.”)
Cruz revela que tiempo atrás tomó decisiones destinadas a proteger a la familia, decisiones que involucraron alianzas oscuras, pagos secretos y amenazas.
Y ahora, esos mismos aliados del pasado han regresado… reclamando lo que consideran suyo.
La verdad es devastadora:
el ataque contra Jana fue una advertencia destinada a Cruz.
Una forma de recordarle que nadie puede traicionar acuerdos peligrosos sin pagar el precio.
La última esperanza: ¿Despertará Jana?
Mientras el palacio se consume por el miedo y las revelaciones, la tensión final gira en torno al cuerpo inmóvil de Jana.
A lo largo del episodio hay pequeños movimientos, respiraciones irregulares, señales que apenas dan esperanza.
Pero el médico advierte que, incluso si despierta, podría no recordar nada… o podría recordar demasiado.
La escena culminante llega cuando Cruz regresa, toma la mano de Jana y le suplica en voz baja:
“Per favore, apri gli occhi… ho bisogno che tu viva. Perdonami o odiami, ma vivi.”

Es la primera vez que la Marquesa admite abiertamente la necesidad emocional que siente hacia ella.
Y justo cuando se levanta para irse…
los dedos de Jana se mueven ligeramente.
Cruz se congela.
Manuel entra corriendo.
Los sirvientes se apresuran hacia el pasillo.
La cámara enfoca los párpados de Jana, que tiemblan apenas, como si estuviera luchando por salir de un sueño profundo lleno de sombras.
El episodio termina sin respuesta
No sabemos si Jana despertará completamente.
No sabemos si recordará quién la atacó.
No sabemos si Cruz realmente podrá protegerla… o si la presencia de Jana seguirá atrayendo peligros inimaginables.
Lo que sí queda claro es que nada será igual después del agguato.
El palacio está dividido.
Manuel está dispuesto a todo.
Cruz ya no puede esconder sus pecados.
Y el enemigo que se mueve entre las sombras ha demostrado que puede atacar de nuevo.
Una semana llena de angustia, culpa, amor, traición…
y la esperanza frágil de que Jana abra los ojos para revelar la verdad que todos temen.