La Promesa, avance del capítulo 683: Petra enferma y Martina sospecha del barón
**Spoiler (avanza del capítulo 683)**
**La Promesa: Petra enferma y Martina sospecha del barón**
En el palacio de los Luján reina una tensión creciente. Catalina se ha esfumado sin dejar casi rastro —solo dos cartas como despedida—, y su ausencia pesa como una sombra sobre todos los que la aman. Adriano, Martina y los demás luchan por comprender qué la llevó a huir, justo cuando en el ambiente circulan rumores ominosos sobre fuerzas que la habrían obligado a marcharse.
Martina, especialmente, no puede contener su alarma: empieza a intuir que la fuga de su prima podría estar relacionada con el barón de Valladares. Sabe del último encuentro entre ambos, y ese detalle la atormenta. Sin embargo, Jacobo intenta calmarla, sugiriéndole que no profundice en esas teorías. Pero Martina no logra sacarse la inquietud de la cabeza: algo en aquella relación se le antoja peligroso, con implicaciones mucho más profundas de lo que parecía a simple vista.
Mientras tanto, en los pasillos del servicio, Lope y Vera siguen atormentados por el desastre que provocaron al servir el desayuno para los señores. Su enfrentamiento esa mañana se salió de control y dejó huellas más allá del plato: Cristóbal descubre lo ocurrido, lo que intensifica aún más su inquietud porque saben que las consecuencias podrían recaer con severidad sobre ellos.
Por su parte, Alonso no ceja en su empeño. Con determinación (y presionada por sus propias motivaciones), insiste una y otra vez ante Leocadia para que cancele el compromiso entre Ángela y Lorenzo. Aunque Leocadia empieza a mostrar signos de hartazgo ante sus constantes súplicas, la insistencia del marqués no se amilana: cada día apresura los motivos y las razones con las que intenta convencerla.
En el ámbito más íntimo del palacio —el grado más interno de los sirvientes—, una tormenta silenciosa estalla. Petra, la ama de llaves, no solo sufre un malestar persistente sino que su estado empeora día tras día. Lo que empezaba como dolor leve o molestias físicas va escalando en intensidad, manifestándose ya con estragos reales en su salud. Detrás de su actitud cada vez más irascible y sus ataques ocasionales, late un malestar profundo que va erosionándola.
Petra lucha por ocultar su debilidad: rechaza con brutalidad cualquier sugerencia de consulta médica, lo justifica diciendo que está tensa y abrumada por la desaparición de Catalina, el desplazamiento de Pía y los disturbios en el palacio. Pero su pobre expresión, su palidez y sus movimientos vacilantes hacen que quienes la observan no duden: aquello no es simplemente estrés. Por fuera pretende mostrarse estoica y fuerte, pero por dentro se consume. Samuel, otra figura cercana, comienza a sospechar. Observa sus reacciones, esa voz alterada, y el modo en que Petra evade preguntas incómodas. Todo cuadra demasiado bien para descartarlo como un simple capricho del momento.